Una buena traducción de poesía china, más allá de satisfacer o no el mandato de la fidelidad, es aquella que logra conservar un sentido de escrupulosa fluidez. "Mantener el sabor del original", solía decir un amigo practicante de Tao. Para ello, el traductor debe ser también un poeta, afinar el oído y templar el corazón, de manera que sigamos creyendo que el poema es en China un don de la vacuidad y...