La poes a y la piroman a tienen mucho en com n. Las dos son adictivas y sus resultados tienden a maravillar o matar a los que las experimentan. Una de ellas es una enfermedad mental, dir a quiz s el poeta de este libro que tambi n es psic logo cl nico. La otra se le condena frecuentemente como criminal, porque la destrucci n de propiedad es casi siempre condenable. No s cu l de las dos es cu l, pero s que en Quemar la poes a y a los poetas, no es...
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