Como Bayo n a Mari n, as conoc yo a Inda: De pronto, de repente, sin saber siquiera que exist a, sin prever el influjo de su existencia en mi existencia. Hace ya m s de un a o. Pocas noches antes, reci n llegado a n a Caracas, se me hab a forzado amistosa y cari osamente a asistir a un sarao de familia que acab por convertirse en una fiesta de bienvenida al hu sped lisonjeado. En aquellos momentos se me lisonjeaba. Era yo el representante m s activo...