Tres salones del palacio ducal apenas bastaban al acomodo de la canastilla y de los regalos con que obsequiaron a la novia sus parientes y amigos. Entre los regalos sobresal a un aderezo de esmeraldas, ofrenda del duque de Neblijar, futuro esposo de Leonor P rez de Carmona. Engarzaban las piedras en la m s pura filigrana que pulieron rabes y jud os. Un anse unos engarces a otros por cadenillas microsc picas, y era cada engarce un prodigio de calados...