Al fin y al cabo, era el Rey. El se or Gustavo Rey. Lo dec an sus amigos. Lo dec an los periodistas." Buscar el amor en una ciudad de ciertas clases y costumbres puede ser un ejercicio cruel. En su gimnasia er tica habitual, Gustavo esperaba encontrar todo menos la felicidad en una amante. Lali, su esposa, puede tolerar ciertas aventuras siempre y cuando no quiebren la rutina marital de una pareja de alta sociedad. Mientras cada...