A este libro, el lector est obligado a llegar en traje de gala. Con mucha pericia, el narrador ha venido a contarnos lo que vivimos intensamente en la lejan a de una ni ez-adolescencia con todas las cl sicas peripecias de las pandillas que, en nuestros pueblos en Cuba, suelen reunirse para explotar como en el poema: la hermosa flor de la edad.
No venga en busca de culpas ni culpables. Aqu no hay tiempos para cuestionamientos de unos u otros pareceres...