Hay mucha gente, en todas partes del mundo, que sufre por no haber aprendido a perdonar. Esta enfermedad espiritual ataca a las personas y destruye sus vidas, y muchas de ellas ni siquiera se han dado cuenta de que sus problemas se originan en su falta de perdon. El rencor, la amargura y la falta de perdon forman como una prision que encierra a la gente y la mantiene cautiva, perturbada y amargada. Pero Dios ha provisto una salida: es el poder maravilloso...