Hasta ahora, en una franja de la opini?n nacional m?s o menos informada, ha prevalecido la idea simplista y facilona de que el general Porfirio D?az se aferr? al poder de una manera irracional o patol?gica, para convertirse en uno de los principales factores que desencadenaron la Revoluci?n Mexicana, porque contradec?a en esencia el esp?ritu democr?tico de la renovaci?n peri?dica de los poderes p?blicos.Durante mucho tiempo yo compart? esta creencia como un axioma, hasta que no tuve algunos elementos que me permitieron aventurar que D?az no s?lo no s?lo no quer?a perpetuarse en la silla presidencial hasta sus ?ltimos d?as, sino que con anticipaci?n --desde que sinti? que sus energ?as y su salud por causa de la longevidad estaban mermando, luego de encarrilar al pa?s por la hasta entonces firme senda del orden y del progreso que pregonara su ideolog?a positivista--, alent? el proyecto de articular una transici?n pac?fica del poder, con el acuerdo, desde luego, de los personajes que en su concepto garantizaban la continuidad de su programa de poca pol?tica y mucha administraci?n.La ignorancia que padecemos los mexicanos por apat?a cong?nita o por falta de insumos informativos a los que s?lo acceden unos cuantos iniciados que desde sus particulares perspectivas desarrollan sus trabajos de investigaci?n en uno u otro sentido, ha impedido un conocimiento hasta cierto punto fundado que nos permita derivar conclusiones capaces de valer ante propios y extra?os, diferentes, por lo tanto, a la teor?a que en el primer p?rrafo se consigna.Tachado de aut?crata periclitado, renuente por formaci?n autoritaria a ver m?s all? de sus narices, los prejuicios todav?a imperantes no logran desbrozar parcelas que debieran analizarse con rigor objetivo y serenidad historiogr?fica, a fin de repartir con fundamento responsabilidades entre las figuras satelitales que giraron alrededor del astro por excelencia de la pol?tica que se mantuvo dominante durante treinta a?os en el ejercicio de la suprema investidura administrativa de la naci?n.Sin pretender que mi hip?tesis sea la verdad absoluta, por el margen de error que la relatividad impone, en este ensayo me propongo demostrar que Porfirio D?az, si bien no reneg? del poder que acumul? desde sus d?as de guerrillero liberal hasta los momentos previos a su ca?da en que en el extranjero se le denomin? H?roe de la Paz, tambi?n orient? su inteligencia estrat?gica y operativa a la construcci?n de un pa?s que aline?ndose con el modelo democr?tico de los Estados Unidos de Am?rica, contara con alternativas que en lo posible se sucedieran sin secesiones en el poder, tal como ocurr?a en el vecino pa?s del norte, sobre la base de que M?xico casi desde el principio de su Independencia, despu?s del Primer Imperio, entr? a la ?rbita del imperialismo norteamericano, a cuyas reglas no pod?a sustraerse, a riesgo de sufrir las consecuencias de una heterodoxia ideol?gica que hubiera resultado contraproducente y punible para quienes impon?an sus condiciones econ?micas y pol?ticas con sus valores ortodoxos de libertad individual y democracia colectiva. En un drama pol?tico que se transmut? en tragedia nacional, ser?a conveniente reflexionar en los intentos de Porfirio D?az --independientemente de que esa haya sido o no su voluntad intr?nseca--, por encauzar al pa?s por la senda de la renovaci?n de los hombres, de las instituciones y de las leyes. El destino, con acentos esquilianos, se opuso a sus empe?os, como se trata de ilustrar en estas p?ginas, donde por encima de denostaciones o apolog?as interesadas, ?nica y exclusivamente se trata de colocar a todas las piezas en el lugar que les corresponde en el rompecabezas, participantes de una sucesi?n que finalmente degener? en secesi?n.
ThriftBooks sells millions of used books at the lowest everyday prices. We personally assess every book's quality and offer rare, out-of-print treasures. We deliver the joy of reading in recyclable packaging with free standard shipping on US orders over $15. ThriftBooks.com. Read more. Spend less.