Las mujeres cristianas caen una y otra vez en la trampa de la condenaci n propia. Deciden reprenderse a s mismas por su debilidad en lugar de luchar contra su orgullo para recibir la fuerza que solo Dios puede proporcionarles. Su autora sabe que es hora de que las mujeres entiendan la batalla a la que se enfrentan a diario, a fin de identificar a sus enemigos, reclamar las armas que les ha dado Dios y examinar el verdadero premio que les...