"La mirada del se or presidente era id ntica a la de un animal muerto. Apenas movi la cabeza para aceptar las palabras de Escobedo. El horno no estaba para bollos y val a m s llevar la fiesta en paz. A pesar de la victoria le sobraban enemigos, y el comandante en jefe deb a seguir a su lado. Por m s que le llevara la contra no pod a darse el lujo de perderlo. La presidencia val a m s que su furia." Bestia negra de los historiadores conservadores,...