Tras el fusilamiento y muerte de Miguel Hidalgo el 30 de julio de 1811, parec?a que la lucha por la independencia del futuro M?xico hab?a terminado, no hab?an las condiciones para que alguien ejerciese el mando supremo, pero brot? en las filas insurgentes una estrella de gran magnitud que, deslumbrando con sus ?picas glorias a todos los partidarios de la independencia, los subyug? con su genio, los domin? con su grandeza de alma, y por alg?n tiempo...