No se mira en el espejo. Rara vez sonr?e, no se r?e, no llora. Nunca afirma: esto es m?o, s?lo pregunta a veces: esto es para m?? Rara vez dice yo e ignora el t?. No pronuncia mi nombre. No obstante, cuando me veo por casualidad en un espejo, la sorpresa de descubrir sus ojos en mis ojos me obliga a suponer un parentesco de nuestras vidas secretas, a imaginar en ?l una historia que habr? proseguido en otro lugar y de la...