La vida de un hombre o una mujer, en Colombia tal vez m s que en cualquier parte del mundo, es una imprevisible aventura. Es el avatar en un pa s donde pueden llover del cielo tanto ores amarillas como centellas y fuegos. Pero ah tambi n radica la pasi n diaria de nuestra existencia, porque solamente contamos con la certeza del hoy y el interrogante del ma ana. Y aun la existencia de una persona tan apacible, tan sosegada y ponderada, de alguien...