Apesar de nuestros mejores esfuerzos, muchos de nosotros nos permitimos convertirnos en v ctimas de la disfunci n generacional, viviendo nuestros d as repitiendo los errores de maestros, padres y abuelos, mientras tomamos el camino m s familiar a nosotros. Construimos defensas de nuestro ego que son multifac ticas e impenetrables que nos impiden tomar responsabilidad por nuestros comportamientos y nos permite culpar a otros. Las buenas noticias...