La apariencia f sica del nuevo p rroco correspond a m s a la de un actor de cine o de televisi n que a la de un hombre dedicado a la oraci n. Gracias a su intenso trabajo, a su f sico y a su valor personal, logr ganarse el cari o y aprecio de todos, hasta el punto de que fue considerado un santo.
Sin embargo, mientras el sacerdote confesaba a la mujer m s bella de la regi n, sucedi algo incre ble, que hizo que quienes antes lo veneraban se convirtieron...