Una historia no tiene principio ni fin: uno elige arbitrariamente el momento de la experiencia desde el que mirar hacia atr?s o hacia adelante. Digo "uno elige" con el inexacto orgullo del escritor profesional que, cuando ha alcanzado una notoriedad notable, fue elogiado por su destreza t?cnica; pero en realidad,
Elijo por mi propia voluntad esa oscura y h?meda noche de enero de 1946, en el prado comunal, la figura de Henry Miles, sesgada a trav?s...