Cruza el puente de los Asesinos con Arturo P rez-Reverte y vive la trepidante conspiraci n para asesinar al dogo de Venecia. Diego Alatriste baj del carruaje y mir en torno, desconfiado. Ten a por sana costumbre, antes de entrar en un sitio incierto, establecer por d nde iba a irse, o intentarlo, si las cosas terminaban complic ndose. El billete que le ordenaba acompa ar al hombre de negro estaba firmado por el sargento mayor del tercio de N poles,...