Angeles del Abismo [Spanish]

En la segunda edición de su Antología de la narrativa mexicana del siglo XX, Christopher Domínguez Michael agregó un apéndice para incluir a diez escritores de los años noventa, especie de apuesta literaria por aquellos nombres que antes de 1998 no habían publicado en forma de libro, entre la decena destaca Enrique Serna, a quien el antologador califica como "uno de los narradores más naturalmente dotados que han aparecido en México durante los último años", en ese entonces, Serna había publicado tres novelas (Uno soñaba que era rey; Señorita México; y El miedo a los animales) y un libro de cuentos (Amores de segunda mano). A esta fecha Serna ha agregado cuatro volúmenes a su obra, los ensayos de Las caricaturas me hacen llorar, los cuentos de El orgasmógrafo, la novela El seductor de la patria y, recientemente, Ángeles del abismo, cada uno de estos libros constituye una muestra de versatilidad narrativa y, en especial, de una crítica provocadora. Ambientada en el México colonial, Ángeles del abismo narra las peripecias de una beata embaucadora, Crisanta Cruz, quien finge éxtasis místicos y con ello se gana no sólo la vida sino el favor de las principales familias de la Nueva España, mientras su amante, el indio Tlacotzin, sufre por el desengaño al descubrir las mentiras de la religión católica que le fue inculcada por sacerdotes avariciosos al tiempo que su renovada fe en los dioses prehispánicos le obliga a robar de los brazos de las vírgenes de distintos templos a los niños dios para ofrendarlos a Coatlicue. Por la historia de amor de estos atribulados protagonistas cruzan Juan de Cárcamo, fraile que es ascendido a comisario del Tribunal de la Santa Inquisición y desde ese puesto persigue (más para su beneficio personal) supuestos herejes; Leonor de Solís, acaudalada joven de sociedad enamorada de Cárcamo, que ansiosa por la pasión carnal no duda en penetrar a Santo Domingo para entregarse al fraile. Al tiempo que narra la historia de estos personajes, Serna retrata las costumbres del periodo virreinal denotando una intensa investigación documental que en ningún momento interrumpe el fluir de la intriga novelesca. En los créditos finales, Enrique Serna indica que su proyecto inicial fue narrar con apego a la información disponible la vida de Teresa Romero (a quien la Inquisición novohispana calificó como la falsa Teresa de Jesús), inspirado en las actas de un proceso inquisitorial del siglo XVII, aunque desde un principio se concedió todas las libertades de la ficción, por lo que "la historia tomó un rumbo imaginario: reinventé de cabo a rabo los antecedentes familiares de la beata para vincularla al mundillo del teatro, y su amante, una figura incidental en las actas del proceso, adquirió un perfil protagónico. Por necesidades de la intriga novelesca, en la segunda parte de la novela entraron en escena otros personajes ficticios y reales, entre ellos don Luis de Sandoval Zapata, uno de los grandes poetas del barroco novohispano, cuya vida es